Batalla de Pontesampaio

Estamos en 1809, las tropas francesas habían avanzado por el mundo prácticamente a voluntad, pocas veces un ejército o nación enemiga habían supuesto un problema para ellos. Tres coaliciones habían tratado de detener el expansionismo francés pero sin éxito. Había avanzado por Italia, el centro de Europa, Rusia, se batía el cobre con los ingleses a cada paso que daba pero Inglaterra por si misma no era capaz de detener a Napoleón. El corso era un gran estratega y tenía una capacidad táctica y visión del campo de batalla sin igual, sus generales no se quedaban atrás. Históricamente se nos ha mostrado a Napoleón como en genio rodeado de incompetentes pero no es así, ningún hombre donde llegó él completamente solo.

Napoleón como Emperador 

Con la aparente invencible fuerza terrestre francesa en la península ibérica, Napoleón controlaba España desde el tratado de Fontainebleau del 27 octubre de 1807. Quién le iba a decir al corso que apenas un año después iba a necesitar a compañías enteras de escolta para un único mensajero. Los españoles se habían visto traicionados por la manera que Napoleón entró en el país, había visto a sus líderes depuestos por un extranjero y eso en España es peligroso, a un español solo lo critica, agrede o insulta otro español. El 2 de mayo de 1808 todo estalla, Madrid se inflama de odio al invasor, se desata la caza al francés que en otros lugares, aunque a menor escala, ya había sucedido. A partir de ahí, España con un ejército mal equipado y con muchas carencias junto con milicias y guerrilleros se enfrentan al profesional y experimentado ejército francés.

2 de mayo de 1808, defensa del parque de Monteleón

Entre el 18 y el 22 de julio de 1808 las tropas españolas se juegan el todo por el todo enfrentándose a las tropas francesas mandadas por Dupont en Bailén, cuatro días de combates, cuatro días que podían cambiar la historia, y contra todo pronóstico ocurre el milagro y el ejército francés sufre la primera derrota en tierra a manos los Generales Castaños y Reding. Se capturan cerca de 18.000 franceses y la noticia vuela por Europa, Napoleón ha sido derrotado en España, él no estaba presente pero la publicidad de la batalla de Bailén anima a los europeos.

La Rendición de Bailén

Napoleón decide tomar cartas en el asunto y con 250.000 hombres de La Grande Armee se dirige a España, evidentemente las cosas cambian y nada se opone a los ejércitos que manda personalmente. Los ejércitos españoles e ingleses se retiran mientras los franceses se desquitan, cada pueblo que osa resistirse es arrasado y saqueado. John Moore se retira a marchas forzadas en dirección a Galicia, Francisco Castaños le insiste en resistir en Astorga, sabe que después de Astorga los pasos hacia Galicia son dificultosos y estrechos. Aún perdiendo Astorga se podría resistir perfectamente en el Manzanal y el paso del Morredero, el nombre lo dice todo (Moridero, donde se va a morir) el paso es de los más difíciles. Moore tiene prisa, cruza la comarca del Bierzo sin detenerse, Castaños cubre la retirada como puede, a costa de muchos hombres, pero evita que los franceses alcancen al ejército de Moore, que en ocasiones es mas devastador que el enemigo francés, la falta de suministros obliga a las tropas británicas a saquear, pero en el saqueo se incluyen más desmanes que la simple sustracción de enseres. Castaños está desesperado, la derrota es clara y muchos de sus hombres se disgregan, que no desertan, porque al pasar por sus pueblos muchos se quedaban allí y desde allí continuaban la lucha.

El 16 de enero de 1809 el ejército de Moore llega a Elviña, aunque Moore pueda parecer otro incompetente no era tal, de hecho fue de los pioneros en el uso de infantería ligera, infantería que dispuso para proteger el embarque del resto de su ejército, la infantería ligera rechaza los ataques de las tropas francesas, dirigidas por Soult, sin usar formaciones cerradas actuando a nivel pelotón principalmente. La artillería naval de la flota inglesa mantuvo a distancia a los franceses y Moore, herido gravemente por una bala de cañón, consigue evitar la destrucción total de su ejército y se retira a A Coruña donde fallece. Poco después el ejército británico abandona la península ibérica, España y Portugal están solas.

Francisco Javier Castaños 

Castaños cuenta con pocos hombres y con los que cuenta están mal suministrados y equipados, luchan por lo que parece una guerra perdida, pero cada pueblo, cada ciudad, respira con un odio intenso al francés, cualquier mal gesto de un soldado francés desata un alzamiento que suele acabar con la matanza de todo lo que hable francés y a lo que sigue una brutal represalia gala. Castaños ve la necesidad de defender la provincia de Pontevedra, cuya capital había caido en manos enemigas, y lo que queda en control español en la provincia peligra, lo que dejaría el paso libre al ejercito de Ney hacia Portugal donde apoyaría al ejército de Soult. Ordena a Pablo Morillo (uno de los mejores hombres de armas que haya dado iberia en toda la historia) la organización de las tropas en lo que llamó la División del Miño.

Operaciones durante la campaña Peninsular 

Morillo parte con su ejército a apoyar a Cachamuiña que se encuentra defendiendo Vigo, el ataque español consigue la rendición de la guarnición francesa quede asediada en Gamboa. Pero con Vigo recuperado hay que seguir avanzando y finalmente la provincia pontevedresa es liberada por Morillo, a excepción de la propia Pontevedra que seguía bajo control francés. Pero mientras Soult había acudido a dar un escarmiento a los portugueses, en Galicia quedaba un ejército francés bajo el mando de Michel Ney. Ney consigue reforzar sus tropas de A Coruña con las que todavía le quedaban en Santiago de Compostela y se dirige ahora apoyar y sacar del cerco a la guarnición de Pontevedra. Morillo pasa a la defensiva, decide que el mejor sitio para detener a los franceses es Pontesampaio que es cruzado por el río Verdugo.

Monumento a los defensores

Habiendo varios pasos y vados efectivos a lo largo del curso del río Morillo vuela dos arcos del puente del pueblo y cubre cada vado menor con una mezcla de tropas regulares y milicianos gallegos. Cuando Ney llega observa la situación y aunque no le gusta la idea, sus tropas deben cruzar el río. A cargo de la defensa del paso principal se encuentra el Alférez de Navío Juan O’Dogherty Browne.
El día 7 de junio Ney ordena una carga frontal por el puente al que le faltan dos arcos, pero los franceses se estrellan contra el fuego continuo de los defensores españoles y a la inestimable ayuda de 5 cañones que tanto con bala rasa como con metralla causan estragos en las líneas galas. Con serias bajas Ney ordena buscar otro paso para su ejército, esta claro que ese no sirve. Las prietas formaciones de la infantería francesa son un objetivo demasiado fácil, a cada descarga de los defensores caen multitud de franceses que se enfrentan a una de las peores situaciones posibles, pasar por un espacio cerrado, que limita el ancho del combate, y a su vez no ofrece una cobertura o un abrigo válido.

Carga de los mamelucos el 2 de mayo


Lo encuentran en Caldelas, una localidad cercana río arriba. Pero Morillo no ha dejado nada al azar, milicianos y soldados cubren el paso. El día 8 Ney ordena el ataque, pero nuevamente son rechazados. La infantería francesa, ralentizada por las estrecheces y dificultades del paso caen uno tras otro, la caballería de mamelucos, la élite de los jinetes napoleónicos, carga en tres ocasiones y en tres ocasiones es rechazada por los paisanos gallegos que se baten como leones. Ney enfurecido ordena la retirada.
Le han rechazado un puñado de soldados hambrientos y civiles pobremente armados. Mientras tanto a Soult no le iba tampoco muy bien en Portugal, y al recibir las malas noticias Ney decide retirarse a Lugo para reunirse con Soult. La retirada no es fácil tampoco, es acosado constantemente por guerrillas. En Lugo, Soult y Ney se reúnen y deciden retirarse de Galicia, comenzaba una larga campaña en la Península Ibérica, comenzaba a sangrar lo que Napoleón llamó la “Úlcera Española”.

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