Blitzkrieg

Durante el periodo entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial el ejército alemán estaba terriblemente mermado, las imposiciones del armisticio impedían a Alemania poseer submarinos o aviación de apoyo naval, así como bombarderos y los pocos acorazados o cruceros estaban requisados por los vencedores o se caían de viejos. La fuerza terrestre o Reichswehr (a partir de 1933 renombrado a Wehrmacht) estaba limitado a 100000 efectivos y no podían tener fuerza blindada. Es por ello que los teóricos militares comenzaron a elucubrar una nueva doctrina bélica con la que un ejército pequeño pueda derrotar a ejércitos superiores a él, basándose en maniobra en lugar de en guerra de desgaste.


Para lograr velocidad dicha doctrina se basaba en una punta de ataque, normalmente en formación de cuña directa, concentra el ataque en un punto crítico del frente, llamado schwerpunkt, provocando su ruptura y penetrando en el territorio enemigo sin pararse a limpiar posiciones ni bolsas de resistencia. La punta continua avanzando por el frente enemigo con la misión de causar caos, ataca centros logísticos, toma carreteras, estaciones ferroviarias, aeródromos, evita que el enemigo se reagrupe y contraataque de manera eficaz y por supuesto tomar las posiciones que otorguen superioridad estratégica y permitan continuar con la iniciativa.


Normalmente por delante de la punta de lanza blindada avanza la aviación dando superioridad aérea y sirviendo de apoyo en momentos críticos. Debe limpiar las posiciones enemigas de elementos contracarro y artillería mediante ataques de precisión. Se centra sobre todo en estaciones de radio o radar, se deben destruir las comunicaciones enemigas para evitar que sepa lo que realmente está sucediendo.


La artillería aliada machaca las posiciones enemigas junto antes del ataque con el mismo objetivo que la aviación: posiciones contracarro, blocaos y artillería. Los ataques deben ser precisos, no sirve de nada devastar un sector del frente y convertirlo en un barrizal porque puede ralentizar a los carros de combate y a las fuerzas mecanizadas.




La función de las fuerzas mecanizadas y motorizadas es apoyar a los blindados y protegerles en su avance, lo que en la segunda guerra mundial es una revolución completa, la cooperación interarma es total, mientras los franceses usaban sus fuerzas blindadas como complemento de la infantería, los alemanes les dan una independencia enorme sin usar un arma como base para las demás las hace colaborar para lograr los objetivos.


Detrás de la punta de ataque y hacia los flancos avanza la infantería limpiando las bolsas de resistencia enemiga y protegiendo los laterales del avance. Su misión sobre todo es asegurar el terreno.


Ingenieros, mecánicos y la fuerza logística deben a la vez que avanzan con la fuerza blindada y aseguran que está mantiene la velocidad de avance, manteniendo los vehículos, desminando y tendiendo pontones, también han de apoyar a la infantería de los flancos y retaguardia y reconstruir instalaciones que la aviación y la artillería han destruido y se pueden aprovechar tales como aeródromos, estaciones de radio, líneas férreas, etc...


Ejemplos claros de Blitzkrieg, más que el ataque alemán a Polonia, que no deja de ser una operación rápida pero basada en tácticas más convencionales, son la invasión de Francia, especialmente la actuación de Erwin Rommel con su División Fantasma (7 División Panzer) llamada así porque tal era su velocidad de avance que ni siquiera el alto mando alemán sabía donde se encontraba, o la operación Barbarroja (Invasión de Rusia) donde se consiguieron grandes bolsas de resistencia en las que se capturaron gran cantidad de prisioneros. Las dos guerras del golfo son también ejemplos claros de tácticas de guerra relámpago con la aviación estadounidense precediendo a unidades blindadas y mecanizadas junto con infantería helitransportada y mecanizada avanzando rápidamente por suelo irak.


La Blitzkrieg depende en gran medida del entorno y la logística, usa una gran cantidad tanto de combustible como de municiones para mantener la fuerza y el ímpetu del ataque. La coordinación entre armas y la comunicación entre estas es vital, en ocasiones un rápido avance puede quedar bajo el fuego de la propia aviación o la artillería al no saber donde se encuentra la punta del ataque.


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